Esta iniciativa que promueve la inclusión y el cuidado del medioambiente se estrenó el miércoles 8 de septiembre en Pichilemu. Y se espera que de aquí a fin de año se pueda replicar la idea en diferentes localidades del país.
Fuente: www.paiscircular.cl
Reciclar tapas de botellas plásticas y convertirlas en aplicaciones de larga duración es una gran ayuda a la hora de descontaminar. Y si además se trabaja de la mano de agrupaciones que potencian la inclusión de personas en situación de discapacidad, el ciclo es aún más virtuoso y cobra mayor sentido.
Eso es precisamente lo que está haciendo Desafío Ambiente, emprendimiento chileno -socias de ASIPLA- que trabaja con economía circular de plásticos, que ya ha reciclado más de mil quinientas toneladas de este material y pretenden seguir reduciendo la huella que este deja en el planeta al fabricar materias primas que sean aptas para la industria de la construcción y el diseño. Con eso en mente, se unieron al proyecto “Hacer Chile Accesible”, que impulsa Wheel the World (WTW), que busca accesibilizar distintos destinos turísticos dentro del país para que todas las personas sin distinción puedan disfrutar de los maravillosos paisajes que entrega Chile. En ese contexto, se enmarca la construcción de las pasarelas retráctiles.
La acción, que en su primera fase fue materializada el pasado 8 de septiembre en el sector de la caleta de pescadores de Pichilemu, Región de O’Higgins, contó con el apoyo de Red Costarricense de Turismo Inclusivo, quienes cedieron lo derechos intelectuales del diseño para implementar las novedosas pasarelas en Chile. Además, colaboraron la I. Municipalidad de Pichilemu, Punta Lobos Reciclaje, Royal Guard, Waitara Club y Escuelita de Surf Lobillos.
Playas en norma
La instalación de estas pasarelas retráctiles es una alternativa eficiente frente a la norma que impide la construcción de infraestructuras fijas en las playas nacionales, específicamente en lo que se denomina “área de riesgo”, dificultando el acceso libre y cómodo de las personas con discapacidad al mar de forma autónoma.
Con el fin de solucionar esto fabricaron una modelo especial con madera plástica Everwood, la que tiene una extensión de 30 metros y fue construida usando cerca de 1,5 toneladas de tapas de botellas de plásticos, material obtenido de la entrega realizada por los propios vecinos de Pichilemu a través de la recolección en diferentes puntos de acopio dispuestos con antelación en el balneario.
“El impacto que puede tener una pasarela como esta en la vida de las personas, me motiva mucho. Considero que es una deuda pendiente del país y nos emociona mucho nos emociona mucho poder participar en proyectos con foco social”, destacó Anita Farfán, socia fundadora de Desafío Ambiente. Asimismo, agregó que “esperamos que este proyecto colaborativo sea el puntapié inicial para otros que impliquen crear accesibilidad a todas las playas de nuestro país. Hoy Pichilemu es el primer balneario que posee este tipo de infraestructura y creemos que esta instancia de inclusión es clave en un país como Chile, con una enorme costa y distintos destinos turísticos que requieren de infraestructura como la de estas pasarelas”.