Los invitamos a leer la última columna de opinión que nuestra gerenta general, Magdalena Balcells, escribió para Piensa Circular (www.piensacircular.com), titulada “Tratado global contra la contaminación por plásticos: las oportunidades y desafíos para chile”.
En marzo de 2022, en la resolución 5/14 de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, UNEA, se instruyó el desarrollo de un tratado global contra la contaminación por plásticos, incluido el medio marino. En concreto se solicitó elaborar un instrumento jurídicamente vinculante, basado en un enfoque global que abordase todo el ciclo de vida del plástico, desde el diseño y producción, hasta su fin de vida, y para construir este instrumento se definió convocar 4 Comités Intergubernamentales de Negociación o INC.
A la fecha, se han llevado a cabo tres de estas reuniones: INC1, en Montevideo, Uruguay, en enero de 2023; INC2, en Paris, Francia, en mayo de 2023; y la más reciente, INC3, en Nairobi, Kenia, en noviembre de 2023, donde como ASIPLA pudimos llevar la voz técnica de la industria del plástico y el sector privado nacional, siendo parte de la delegación chilena.
Tras la INC2 de Paris, la secretaría del Programa para las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, quedó con el encargo de generar un “Zero Draft” o “borrador cero” del tratado, como una primera aproximación al texto, y una estructura de trabajo, para que en la INC3 de Nairobi se comenzara a discutir a partir del objetivo del instrumento, que es “poner fin a la contaminación por plásticos, incluido el medio marino, y proteger la salud humana y el medio ambiente”.
De él se desprenden una enorme variedad de maneras posibles para lograrlo, que van desde la reducción de la producción y demanda mundial de polímeros plásticos primarios, plásticos y productos plásticos; la prohibición y/o reducción de productos plásticos problemáticos y evitables como los de vida corta y los de un solo uso; la exigencia de incluir un porcentaje de resinas recicladas posconsumo en productos plásticos; hasta políticas públicas relacionadas con la puesta en marcha de esquemas de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), solo por mencionar algunos de los mecanismos y acciones que se proponen para abordar este Tratado.
Si bien hay iniciativas y potenciales metas que generan bastante consenso en todos los sectores, también plantea temas -como la eliminación o reducción de oferta, demanda y usos de polímeros plásticos primarios- cuyo impacto es tan amplio y profundo, que su implementación tendría más costos que beneficios ambientales y su análisis requiere, no solo de la mirada política de los Estados miembros, sino también de un amplio conocimiento técnico que, al menos en Chile, viene de la misma industria del plástico.
En concreto, cuando el borrador propone limitar la producción de plásticos primarios, sin acotarlo a aplicaciones específicas, como por ejemplo los plásticos de corta vida, es altamente probable que también estemos limitando el avance y crecimiento de países en desarrollo y aumentando los costos de vida, especialmente para los segmentos más vulnerables de la población mundial.
Por otro lado, cuando las medidas propuestas apuntan a la gestión y valorización de residuos, no podemos dejar de experimentar satisfacción por los avances locales, ya que Chile va un paso adelante en comparación con muchos países. Desde hace varios años estamos implementando la Ley REP y, más recientemente, la Ley de Plásticos de Un Solo Uso; también disponemos de una Hoja de Ruta de Economía Circular al 2040, que abarca varias de las medidas que propone este instrumento legal en las que estaríamos adelantados.
En definitiva, estamos frente a un Tratado muy ambicioso y todavía queda mucho por debatir y consensuar en las próximas reuniones de este año -la INC4, que se realizará en abril en Canadá, y la INC5, a desarrollarse en noviembre en Corea del Sur-, donde el gran reto colectivo será alcanzar acuerdos y definiciones que hagan sentido a todos los Estados participantes, para desarrollar metas desafiantes y, al mismo tiempo, realizables a escala mundial. Desde ASIPLA seguiremos participando en las próximas reuniones, aportando en lo que la delegación chilena necesite, ya que estamos convencidos de la necesidad y oportunidad de este Tratado; sin embargo, es fundamental que prime una mirada integral que involucre a todos los actores para poder lograr sus objetivos.