Michel Compagnon, presidente de ASIPLA, plantea en esta columna los desafíos para impulsar la participación ciudadana para el cumplimiento de metas de la Ley REP, un factor clave para mejorar las tasas de valorización.
El 17 de mayo se conmemora el Día Internacional del Reciclaje y, desde ASIPLA, nuestro objetivo es que ésta sea una causa que se releve los 365 días del año. Y es que, si bien en Chile llevamos un poco más de 18 meses con la Ley REP para Envases y Embalajes implementada, las encuestas muestran que la participación ciudadana y el compromiso de las personas han ido disminuyendo, en vez de hacerse cada vez más sólidos y sostenidos.
Los resultados de la más reciente entrega de “Reciclando Ando 2024”, elaborada por Chile 3D y Fundación Chile, situó la preocupación de la ciudadanía por el cuidado del medio ambiente en el lugar número 10 de importancia, con un 13% de las menciones. A ello se suma que sólo el 16% de los encuestados ha escuchado hablar de la REP; los conceptos como “circularidad” o “cuidado de los recursos” son percibidos como abstractos, lejanos y asociados a grandes causas; y, contrario al sentido común, el segmento joven de la población se identifica más lejano a las causas ecologistas que los tramos de mayor edad.
La Ley REP es una política pública de gestión de residuos efectiva, que ha sido probada y validada internacionalmente y, además, es la base sobre la cual se diseñan nuevas regulaciones y futuros tratados, como el “Packaging and Packaging Waste Regulation” de la Unión Europea y el Tratado Internacional Contra la Contaminación por Plásticos de la ONU, respectivamente.
En Chile, en la implementación de esta Ley han quedado en evidencia falencias y desafíos que requieren ajustes de manera urgente para poder asegurar su correcta instalación, adhesión y éxito. Entre los cambios operacionales y logísticos que se deben hacer, aparece la necesidad de diseñar un mecanismo que asegure que todos los esfuerzos de gestión, recolección y valorización de residuos de envases y embalajes sean integrados a la trazabilidad de los Gran SIG y se contabilicen para los efectos de las respectivas metas de recolección. Sin embargo, aun resolviendo ese problema, si al final del día las personas no entregan sus residuos, no lograremos recolectar ni valorizar las cantidades de material necesarios para que esta política pública marque una diferencia y mueva la aguja.
La recolección de residuos domiciliarios es el mayor desafío, porque no se están recibiendo los volúmenes necesarios para dar cumplimiento a las metas establecidas en la Ley. Esto podría deberse a que hoy en Chile generar basura es gratis. En ese sentido se podría pensar en mecanismos o incentivo para las personas, como los sistemas de Depósito y Reembolso que deben ser integrados y complementarios a los actuales sistemas de recolección. Otra manera de movilizar a la ciudadanía es a través de desincentivos o castigos, como algún tipo de impuesto municipal o cobro de alguna multa por la no entrega de material reciclable o su envío innecesario a rellenos sanitarios, de la misma manera en que lo hacen algunos países europeos como Alemania, Noruega, Islandia o Países Bajos.
Aumentar la participación y conocimiento ciudadano sobre la gestión de residuos y la importancia del rol de cada uno en el cumplimiento de metas de la Ley REP es fundamental. En ese sentido, los esfuerzos de todos los actores que estamos involucrados en su cumplimiento deben dirigirse hacia la misma meta: que la gestión de residuos sea igual de importante que otros cambios culturales que hemos ido incorporando en nuestro diario vivir, como, por ejemplo, cuidar y racionalizar el agua. Y para ello, no debieran primar las marcas, las banderas ni la competencia de empresas… todos debemos hablar el mismo lenguaje, entregar los mismos mensajes y señales, para que, en un futuro cercano, veamos los basureros cada vez más vacíos y los contenedores de residuos reciclables siempre más llenos.
Michel Compagnon B.
Presidente de ASIPLA